lunes, 1 de noviembre de 2010

El sobre.


Estoy con mi padre en uno de los pasillos del Parlamento mientras que, en la sala con la que comunica este pasillo, se encuentra el Rey leyendo uno a uno los artículos escritos en la nueva Constitución.
Mi tío, es diputado y se encuentra sentado en unas de las sillas que rodean al Rey al haber  sido elegido para entregarle un sobre al Rey, el cual firmará y la nueva Constitución habrá entrado en vigor.
Junto a mi padre, me acerco a la puerta desde la cual podemos ver el acontecimiento. Es el momento en el que mi tío debe acercar el sobre; sin embargo, está paralizado y sumido en un lejano pensamiento. El Rey le avisa por el micrófono que está esperándole y mi tío comienza a buscar desesperadamente entre sus folios el sobre. Todos los periodistas que presenciaban el acto centran su atención en él y son multitudes de flashes los que capturan a mi tío. Éste, abre su micro para anunciar que lo ha perdido y pide perdón a continuación.  Son instantáneos tantos los gritos, como las risas y la indignación de todos los allí presentes que obligan a mi tío a abandonar la sala. Puede apreciarse fácilmente la humillación en su rostro, siendo esto algo impactante puesto que siempre ha sido un hombre absolutamente inexpresivo.
Mi padre me da órdenes, me grita que debo correr hacia Córdoba y buscar el sobre por todos sitios para traerlo intacto de vuelta en el menor tiempo posible. Comienzo a correr, salteando escalones y personas que me entorpecen el camino.
Corro durante largas horas pero cuando llego a la Estación de Atocha ya es demasiado tarde. Allí encuentro a toda mi familia con numerosas maletas, esperando mi llegada para tomar un tren reservado únicamente para nosotros. No sabemos exactamente dónde nos deberemos bajar sólo sabemos una cosa: nos han echado del país.

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