lunes, 6 de septiembre de 2010

Ascensores.

Bajé del asiento trasero del coche y atravesé corriendo el solitario garaje hasta llegar al ascensor. Le di a un piso alto al azar mientras me relajaba y miraba el ascensor. Limpio y nuevo, todo blanco y muy iluminado. Ese aspecto frío le daba un aire incómodo.
Se abre la puerta y Mario estaba delante esperándome. Las paredes blancas, los muebles de aluminio y cristal, todo de color blanco y gris bien iluminado. El edificio tenía una forma irregular y algo caótica que hacía más tensa aún la situación. Agarré un bate de madera de la mesa mientras Mario me explicaba el juego. Tendría que irme corriendo, utilizar los ascensores, escaleras o lo que quisiese de todo el edificio para huir de él. Yo ya veía que tendría que correr con todas mis fuerzas o la cosa no acabaría bien. En un despiste suyo me monté corriendo en el ascensor y pulsé el piso más bajo mientras me seguia hablando. El ascensor bajaba con su ruido mecánico mientras yo me ponía nervioso y me preparaba para la siguiente sala.
Al abrirse la puerta me encuentro con que es Abdón el que me espera, y lleva un cuchillo. Salgo corriendo del ascensor y sigo unas escaleras que estaban justo a la derecha. Las bajo corriendo mientras él, tranquilo, me dice que tengo que volver a montarme en el ascensor. El piso al que llegúe estaba totalmente oscuro pero veía la luz del ascensor. Me subo y veo que no tiene tantos pisos como el anterior, y pulso el 4, que es el más alto. Él intentaría encontrarme pero no sabía a que piso me dirigía.
Llego al cuarto piso y me encuentro ante una sala amplia con tres posibles pasillos con la habitual iluminación fuerte y limpieza. A la derecha hay una gran escalera de mármol blanco que baja haciendo curvas. Tranquilo por estar solo pienso qué puedo hacer. Bajo lentamente apretando con fuerza el bate de madera y veo que está quieto en un descansillo con el cuchillo. Sigo bajando despacio y al notar mi presencia empieza a hablarme tranquilamente, diciéndome que debería buscar el patio, donde puedo encontrar cosas interesantes. Yo estoy harto y tengo miedo. No quiero ver el patio, ni quiero que me sigan ni seguir huyendo. Sigue hablandome como un robot y no puedo más. Le pego con el bate en la cabeza con todas mis fuerzas pero ni se mueve. Le lanzo mil golpes por todo el cuerpo, pero no hay sangre, molestias ni cambio en nada. Él sigue hablando impasible. Siento un agobio insoportable y corro escaleras abajo llorando aterrado. Entonces, noto que me sigue corriendo y no parece que sea para hablarme tranquilamente.
Huyo con frenesí y tomo varios ascensores sin orden ninguno, mientras noto y escucho como me sigue para matarme. Llego a una sala con ventanales a un mundo de césped verde inacabable, con una piscina de un azul radiante junto al resplandeciente blanco del edificio. A la derecha, otras escaleras de bajada como las anteriores. Parece que sea el mismo sitio de antes. Todo es confuso para mí. En la pared, con unas letras azules redondeadas puede leerse " R de Redondo". Es su apellido. Oigo como está cogiendo ascensores corriendo para dar conmigo. No puedo más con la presión y lo mismo quiero esconderme que acabar conmigo y la situación. Busco un escondite y veo una sala de reuniones con una mesa de cristal y sillones de cuero y entro. El ascensor se abre y sale andando tranquilamente, mientras me dice que se ha acabado ya el juego. No pude más con la situación.

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